


UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD CON UNA PIZCA DE ARTE
Por Ariana Alarcon Rodriguez
En la actualidad, en la mayoría de los colegios se enfocan en el aprendizaje perfeccionista de las clásicas materias de matemática y comunicación, mecanizando a los alumnos a memorizar sólo términos, fórmulas, etc. Principalmente, olvidando que existe una grandiosa herramienta que ayuda en el desarrollo de las capacidades individuales, sociales, culturales, intelectuales y emocionales en los niños y adolescentes (García, s.f.). Es por ello, que el arte debe de ser valorado y es momento de solucionar este problema por las siguientes razones.
En primer lugar, juego y garabatos no es el concepto de arte. El arte son todas las formas de expresión creativa de las personas a través de sus disciplinas (Estela, 2019). Estas disciplinas desarrollan el autocontrol de la mejor manera, ya que de acuerdo a cada tipo se basa en la representación, utiliza diferentes
tipos de técnicas, impulsa a la imaginación, respeta las tradiciones, maneja estructuras e introduce la expresión a su máximo esplendor. La educación artística es vital para los niños y adolescentes, porque les permite adquirir competencias socioemocionales básicas para su desarrollo personal (Guillén, 2015). Un claro ejemplo es la música clásica. Esta permite la autoexpresión creativa y mejora la capacidad de concentración, memoria, comprensión y atención. Otro ejemplo, más bien una experiencia, cuando estaba en la academia Mendel (Arequipa), el curso de lenguaje me lo enseñaba el profesor Benito Choque, quien tenía un peculiar forma de enseñar. Él enseñaba bailando y cantando al ritmo de cualquier canción, de esta manera, el curso era divertido.
Por otro lado, el arte forma a artistas desde la escuela, por ello, en la actualidad 15 mil plazas en los colegios están a la espera de los artistas. Pero, lamentablemente por la falta de apoyo hacia ellos, al año se gradúan solo mil profesionales en artes, de los cuales solo un mínimo porcentaje enseña en los colegios. Para el Ministerio de Educación (Minedu), este es el principal obstáculo que enfrentan año tras año (Calvo, 2016). Esto conlleva a que los docentes de otras materias enseñan arte a los alumnos, pero como indica Díaz: Los educadores están más preocupados en las materias principales y no valoran los beneficios de este curso, no saben que con el arte se abre otro mundo en la formación creativa del niño. Un claro ejemplo es Giancarlo, quien participaba en los talleres gratuitos ofrecidos por el proyecto Sinfonía por el Perú, expresa que la música para él es una pasión y que le hubiera encantado aprender a tocar el violín en su colegio (Calvo, 2016). En los últimos años, el gobierno se propuesto apostar por el arte de nuestro país, por ello, ha planteado una nueva malla curricular, la cual integra el curso de arte y cultura.